martes, 20 de marzo de 2012

Todos tenemos algo por el qué correr

Este fin de semana, el 17 de marzo se celebró la II Carrera Por Montaña de Ubrique, y mi padre se había propuesto el reto de acabarla ya que mis hermanos también estaba inscritos. Mi padre jamás ha corrido, pero la motivación de sentirse vivo y demostrarlo, nos hizo estar en la línea de salida. Y ahí estábamos, los últimos y con paso firme subiendo y subiendo,  sufriendo y sufriendo hacía la confirmación de la existencia. El caso es que desde que salimos, hicimos la prueba con una chica que venía de Ceuta, y como las carreras unen, empiezan a hablar y resulta que los dos, mi padre y ella, estaban huyendo de una enfermedad en común, que no les hacía mirar para atrás sino para adelante con un futuro más alentador y lejos de los malos días y de la oscuridad en la que la enfermedad te envuelve, buscan refugio en un día claro, limpio, de grises y verdes desafiando a la enfermedad con la salud que supone superar esta dura carrera y en el que llegar a meta para ellos solo era un gritar: ¡te estoy venciendo!.

Enhorabuena a la organización por el trazado de la prueba, por la humanidad que hemos encontrado en cada uno de los muchos avituallamientos, y por encima de todo, por hacer que cada persona, se pueda sentir más vivo que nunca. Y agradecer y decir, que nosotros nunca olvidaremos, el día en que mi padre pudo recibir el fortísimo aplauso de paisanos y participantes, como si fuese un héroe para él mismo y un ejemplo para todos nosotros. Muchísimas gracias.
Padre,... eres un fenómeno¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡